LECTIO 1
Bienvenidos. Como
casi todos ya conocen las especificaciones técnicas del grupo, voy a saltearlas
hoy y las diré en forma particular. Esto vale para todos: puntualidad y ropa cómoda.
Este segmento a
veces hace análisis de textos, a veces discute aspectos de la cultura, a veces
propone en términos teóricos cosas que después entrenamos en el escenario.
Durante este módulo lo que quiero hacer es más parecido a un seminario. Tomamos
un significante y damos vueltas a su alrededor para dar cuenta de un estado de
la cultura. Como los románticos alemanes, vamos a generalizar un hecho de
cultura a partir de un fragmento súper específico.
Lo más engorroso
de la semiología son sus textos. Yo los estudié algunas veces y son todos o la
gran mayoría insoportables. [pedro, sol,
vivi y meta, en cambio, consideran que Barthes es ameno] Voy a ir
reponiendo algunas cuestiones técnicas que de esos textos derivan, no los voy a
mandar a leer nada de eso. De cualquier forma, todo aquel que haya estudiado
semiología y quiera repasar sus apuntes, bienvenido será. Lo que funciona para
esto es: algo del Curso de Saussure, cualquier cosa de Bajtín, y un apartado de
los Elementos de semiología de Barthes. Lo que vamos a tratar de hacer, al
menos hoy y la próxima, es jugar un poco con las herramientas que esta gente
nos ha dejado, en lugar de estudiarlas. Es una práctica muy común del teatro
contemporáneo.
Ferdinand de
Saussure, para fundar la semiologíacomo ciencia, establece dos formas distintas
de observar la lengua: una perspectiva diacrónica (a través del tiempo) y una
sincrónica (en un momento específico). Las linguísticas previas se
caracterizaban por reconstruir las formas en que una palabra se va
desarrollando, los cambios que presenta. El objetivo ha sido, siempre, arribar
a una lengua primordial, tronco mayor del que derivan las demás lenguas como
ramas. Con su cambio de paradigma, FdS intenta abrazar un objeto abstracto, y,
por lo tanto, científico: la lengua como sistema, por oposición al
habla como uso.
Unos cuarenta años
más tarde, Mujaíl Bajtín canta retruco y promueve una linguística del habla.
Denuncia que los signos se dan siempre, indefectiblemente, en un género
discursivo específico, y que ese género está determinado por el contexto de
enuciación, por una cadena de enunciados previos y posteriores que hacen al
significado. También señala -el o alguno de sus discípulos, no sabemos muy
bien- que la lucha de clases se da en
cada signo linguístico. (Unión soviética. Stalin, que, además de secretario
general de las URSS y hombre más poderoso del mundo, es linguista, discute con
Bajtín en congresos. Bajtín afirma que no hay una palabra adánica, primera, sino que todo enunciado es respuesta de un
enunciado previo, como todas las lenguas se construyen con lenguas previas.
Stalin, por el contrario, opina y sostiene que muy probablemente todas las
lenguas del mundo provengan del ruso. Bajtín termina trabajando-preso en un
campo en Kazajistán.) Cada palabra atesora sentidos diversos, a veces opuestos,
que se actualizan de acuerdo al contexto de enunciación y al género discursivo.
La lengua es fascista o burguesa porque la mayoría de los enunciados
amplificados se dan desde la burguesía o desde el fascismo. Piensen en la
prensa escrita, en las casas
editoriales. El tironeo que se da sobre cada signo linguístico puede pensarse,
al igual, sobre signos no linguísticos. Podemos observar, por ejemplo, esa manía de las hinchadas de fútbol de
robar una bandera. Una bandera de river mostrada por la hinchada de Boca cambia
y rota su significado por completo. Es notable por otra parte, hoy, cuán
importante resulta para todos los partidos y actores políticos apropiarse de la
figura de Bergoglio. Resulta que es peronista, que se lleva bárbaro con
Cristina, que macri va a saludarlo por supuesto, que lo mismo hace Estela de
Carlotto. La lucha de clases linguística se da entre connotaciones o
valoraciones positivas y negativas: una connotación burguesa o proletaria
prima sobre el significado denotativo, con mayor fuerza que la opuesta, y por
lo tanto "gana" la significación de un signo. Hubo hace un tiempo una
serie de publicidades que publicitaban a publicitarios en la radio, y usaban
esos ejemplos que provienen de la antropología: los maoríes que no tienen
palabra para el color violeta, y por lo tanto no lo ven, y los esquimales que
tienen siete o nueve o no sé cuántas palabras para lo que denominamos
"nieve", y por lo tanto, una experiencia práctica mucho más rica
sobre ese elemento. Más acá en el
tiempo, la palabra 'cipayo' parece estar trastornando su valoración, en
principio completamente negativa, hacia una no tan negativa. Empieza como un
proceso irónico, y desde la ironía el valor negativo de la palabra pasa a ser
ya no tan negativo, y de ahí a articular una manifestación popular que no pasa
desapercibida.
Si yo consigo
sacarle a mi opositor una palabra importante, le estoy sacando una herramienta
de comunicación y un elemento de coherencia interna. También le estoy restando
espesor, entidad. Hoy hay muchas palabras que se escriben con la letra K. FdS
decía que el signo es como una hoja de papel, no se puede recortar un
lado (el significante: la imagen acústica
en mi cabeza) sin alterar el otro (el
significado: el concepto). El significante alterado por la K señala a un
significado alterado ('demokracia' sería una versión muy chanta de la
democracia, por ejemplo). El problema es que ese crecimiento fabuloso de la
letra K le da al kirchnerismo mucha más importancia antropológica que la
importancia política que ya tiene. Esos discursos, que se presumen
completamente opositores, densifican la realidad a la que se quieren oponer.
Siempre volvemos
a lo mismo: pueden hacer una analogía entre esto y lo que tanto repetimos: en
teatro, para ganar hay que perder:
polarizar no en el plano de la discusión, sino en el de los caracteres, los
personajes, porque el teatro requiere escenas dramáticas, y porque cuando uno debilita permite que la escena
avance, deja crecer al otro hasta el punto de dar vuelta la situación: mutar y pasar por arriba al antagonista,
siempre y cuando se haga a su tiempo. Yo, si quisiera derrocar al gobierno,
en lugar de cacerolear en contra le daría más poder, la rerreelección,
financiaría los sectores más irracionales de la cámpora, fomentaría la guerra
contra el Reino Unido por las Malvinas.
Pero no nos
desviemos. Nos reunimos hoy acá para presentar nuestro módulo teórico. Quiero
que observemos un caso fenomenal, el robo
del signo del siglo. Nos dará qué pensar en torno a la articulación
entre lo social, lo político y lo espectacular: un síntoma fisiológico de
la cultura.
Un elemento teórico
más, y pasamos a nuestro segmento teórico-práctico (se van a ir con diploma de
acá) sobre el signo que nos convoca. Qué significa 'connotación'. El texto de Barthes lo expone técnicamente muy bien,
pero uno se duerme al leerlo. Yo prefiero dar un ejemplo y que piensen a partir
de ahí. Se trata de dos palabras elegidas por la prensa, para denotar
realidades del orden económico más o menos recientes: 'corralito' y 'cepo'. Las
uso porque todos sabemos más o menos que refiere cada una. Sabemos, también,
que el nivel de gravedad de una y otra no es el mismo, porque una atañe a todos
los ahorristas, y la otra a aquellos que compran dólares. En el plano
denotativo, todos sabemos qué significa cada uno: la limitación a las
extracciones bancarias, y la limitación a la compra de dólares a precio del
banco central. Corralito y cepo, ambos objetos son efectivamente limitantes de un movimiento. Pero si nos
detenemos en el plano connotativo, es decir: en los conceptos satélites, que giran en torno a un concepto específico,
ahí las diferencias de gravedad no se expresan coorectamente, no están a la
altura de las palabras. Porque un corralito es el ámbito de un bebé recién
nacido (lo más fácil de sacar del mundo: una criaturita en su jaulita con
juguetes coloridos, su mundo enteramente ingenuo; sólo el bebé es incapaz de
franquear el corralito), y un cepo es una herramienta de tortura
medieval, o, en los noventa, el aparato con el que se inmoviliza lo supuestamente
auto-móvil.
Ahora, ¿qué
significa para ustedes el sonido 'alien'?
Es importante que
recordemos lo que dice Saussure: pensamos cerca de un significante, no es una palabra dicha ni escrita, sino una imágen
acústica: la huella que en el cerebro ha dejado la audición repetida de un
sonido. Si yo leo una palabra escrita, también “suena” en mi huella acústica.
Los linguistas contemporáneos, en lugar de ‘frase’ u ‘oración’ hablan, con
mayor propiedad, de ‘cadena de sonidos’.
Quiero que cada
uno escriba cinco palabras que connoten
eso que se refleja en sus cabezas cuando suena el sonido 'alien'. A partir de
esas connotaciones vamos a llegar a una suerte de convención, que defina
incluso una entrada de diccionario en contexto: qué significa 'alien' hoy, en
esta mesa de Florida, en 2013.
Ya dijimos que
una de las motivaciones de este segmento es observar cómo se construye lo
que llamamos 'cultura'. Observar sus andamios (anatomía) y sus mecanismos
(fisiología). La cultura acepta, en términos institucionales y mayoritarios,
una instancia de definiciones de la cultura que es muy interesante: el
diccionario; y, dentro de ese conjunto que el diccionario denomina iberoamérica,
la institución de la real academia española. No es nada demasiado distinto de
esta mesa: un grupo de tipos que se sienten autorizados a hacerlo, escriben qué
piensan que ‘alien’ es, luego discuten cuál es la definicón más eficiente, y la
editan. A diferencia de nosotros, están en la cima de una pirámide de
Linguistas llenos de títulos y diplomas. Y como la lengua castellana es la de
castilla, y el reino de castilla domina el territorio español, cuentan con el
visto bueno de un reino homónimo a la lengua: eso los legitima, dentro de los
mecanismos propios de la cultura (de los cuales ellos mismos son parte
ejecutiva) por sobre otros grupos de linguistas, que probablemente puedan
argumentar mejor y seguramente estén más al tanto de los usos en contexto.
Disculpen estas disgresiones tan tempranas, estudio letras y son cosas que me
fascinan, aunque poco tengan que ver con el entrenamiento.
Veamos, entonces,
los resultados de esta Irreal Academia Suburbana (IAS).
…
Dos conclusiones:
la primera, deberíamos observar lo difícil y casi utópico de la comunicación.
Yo los convoco con una palabra, 'alien', y probando con diez connotaciones o
definiciones cada uno, apenas coincidimos. [esto
sucedió, en realidad con cinco. Con diez sucede también, y es más sorprendente.]
Dos: en lo que
coincidimos es en que alien es algo muy posiblemente inexistente (propio de la
tele, del cine, de la ciencia ficción [meta
connotó ‘Winona’]), y que en caso de ser existente, no lo será en este
plantea. Respecto de las valoraciones positivas y negativas de 'alien', 'alien'
más probablemente malo que bueno, ¿verdad? [Vivi
fue la única que no puso ni ‘amenaza’ ni ‘oscuro’ ni nada así]
Distinto es el
caso de ‘extraterrestre’. Un extraterrestre no es necesariamente malo. E.T. se
opone a Alien en esa polaridad de valoraciones éticas, ese maniqueísmo yanqui
tremendo.
Muy bien. Por
ahora quédense con esta ensalada. Ahora pasamos a entrenar nuestros cuerpos.
Para la próxima vamos a ver cómo se va construyendo en la historia contemporánea
este margen mínimo de entendimiento respecto de la palabra 'alien', y para eso
les pido que, si pueden, busquen material.
En este momento
pasamos de lo secular, de lo pensable, a lo sagrado, al territorio de la
experiencia ritual. Les voy a pedir que sacralicen esa otra parte del mundo
conmigo, que hablen lo mínimo indispensable, que si pueden se saquen el
calzado, y que se entreguen al devenir material.